México en la búsqueda de energías alternas al petróleo

por Guillermo Montoya 

En un documento elaborado por el departamento de economía y el centro para política y administración tributaria - OCDE (2007) a manera de asistencia a nuestro país, se hace una observación acerca de que, la riqueza generada por el petróleo debería utilizarse para inversiones, a fin de mejorar el potencial de crecimiento; añadiríamos que muy lejos de llevar a cabo la utilización del capital derivado de la actividad económica petrolera para inversión, existe una tendencia a utilizar esa riqueza para, entre otros gastos,  rescatar  las finanzas públicas, pero en general tenemos una gran dependencia hacia los ingresos petroleros. Como es por todos sabido, el “oro negro” es un recurso no renovable y por lo tanto necesitamos encontrar fuentes alternas tanto de ingreso como de combustibles.

Debido a que Brasil es el principal productor mundial de etanol[1], Felipe Calderón invito al presidente de dicha nación, Lula da Silva, a dialogar en nuestro país en el 2007, para solicitar el apoyo brasileño en materia de producción de etanol. En el mes de agosto del mismo año, Lula se reúne con Calderón para crear un acuerdo que tenga un carácter de cooperación en la producción de petróleo y etanol; y más adelante, tras ser aprobada por mayoría en la Cámara de Diputados la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticas, se toma la decisión de que México se convierta en productor de etanol con maíz y caña de azúcar a partir del 1 de enero de 2008. Dado este hecho, El gobierno calderonista puso en marcha el Programa Nacional de la Agroindustria de la Caña de Azúcar. Calderón destaca que, gracias al incremento de 6,5 millones de toneladas adicionales de caña de azúcar, el nuevo plan permitirá una producción de 7.840 barriles diarios de etanol; y para el 2012, el país planea aumentar su producción del grano de maíz a unos 30 millones de toneladas.

¿Podríamos entonces afirmar que esta política implementada es la respuesta al problema de dependencia hacia la actividad petrolera?

Esta reforma estructural en materia energética es un buen comienzo, pero dicha reforma trae consigo algunas peculiaridades: la producción de etanol, directamente ligada a la producción del maíz, podría convertirse en un detonante de precios de dicho grano en el mercado y por lo consiguiente, tendrá un efecto negativo directo en sus productos derivados, como los precios en la tortilla, que ya de por si México tiene que importar alrededor del 50 por ciento de maíz para su consumo, y lo que también se busca es reducir su dependencia del producto amarillo proveniente de Estados Unidos. Es por lo anterior que tenemos que encontrar a la par de este aumento de producción de etanol,  nuevas fuentes de energía.

Vamos a enumerar algunas energías alternativas que dadas las condiciones geográficas de México, no le sería difícil implementar su uso:

a) Energía eólica b) Energía solar c) Energía hidroeléctrica d) Energía geotérmica

Algunas ya las usamos actualmente pero no tienen el tamaño suficiente como para poder brindar más servicios. Podemos comenzar a invertir en programas de investigación y desarrollo de estas fuentes de energía alternas, financiándolas con parte de las ganancias del sector petrolero. Es por eso que tenemos que prestar especial atención en el desarrollo de las mismas, tanto de sus estructuras, sus infraestructuras, y así consolidar una reforma estructural energética que tenga impacto, sustento y estabilidad tanto a mediano plazo como a largo plazo.

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[1] El etanol es un combustible que proviene de la caña de azúcar y también del maíz, puede ser combinado con gasolina convencional. (El E85 se compone de un 85% de etanol y un 15% de gasolina)