Vistas de página en total

sábado, 6 de octubre de 2012

La brillante idea de la Reforma Laboral


por Roxana Arce Hernández

 “México necesitaba de una política laboral capaz de garantizar los derechos del trabajador, que a su vez incrementaría la productividad, aumentaría los ingresos, otorgara bienestar a los trabajadores y hasta hiciera más rentable y eficiente a la empresa. Y entonces apareció… ”
La creación

Este año,  durante el sexenio de Calderón se estipuló una nueva Ley que vendría a dar solución a  casi 15 años de intentos por mejorar la calidad del trabajo en todos los aspectos dentro de lo dicho en la Constitución específicamente en el artículo 123. Dicho con otras palabras, la Ley Federal del Trabajo necesitaba de una modernización.

Basados en las necesidades de aumentar los principios de equidad, tener mayores niveles del bienestar y disminuir la discriminación en el trabajo, es que se decidió dar inició a esta remodelación de la ley que pasó a ser urgente luego de que la crisis del 2008 creará un desempleo no sólo nacional sino mundial. Los datos estadísticos de diversas instituciones, (OIT, OCDE, INEGI) empezaron a desplomarse en cuanto a este tema, hablando específicamente de este país tanto la población económicamente activa joven (14-29 años), como las mujeres empezaron a resentir las consecuencias de la falta de empleo.

Existían tres dificultades que se tenían que enfrentar: el desempeño laboral se hacía escaso cada vez más, y a su vez, crecía la población económicamente activa; los empleos informales aumentaban sin control y la certeza jurídica con la que contaban los trabajadores.
Por eso se creó la “Iniciativa de Trámite Preferente”, que esperaba establecer las prioridades, dando 30 días para dar solución a esas necesidades que están dentro de la agenda nacional. Es así como esta situación ha representado un enorme reto para retomar el crecimiento y la generación de empleos a nivel nacional.

Así que aparece la Reforma Laboral que busca la protección de los derechos de los trabajadores y, por otro lado, el interés de los patrones por encontrar mecanismos que favorezcan la competitividad y productividad de los centros de trabajo.

El lado obscuro de la moneda

Los motivos para iniciar cambios a las leyes que regulan el mercado del trabajo siempre son los mismos,  la argumentación gira en torno a mejorar la movilidad y condiciones de los trabajadores, así como aumentar la competitividad del país frente a sus socios comerciales; pero los motivos no son los únicos que se repiten cada vez que se toca el tema, ya que la escuela del pensamiento económico siempre es la elegida para diseñar dichos cambios, a pesar de existir otras alternativas. 

El pensar que las relaciones laborales son responsabilidad exclusiva de los patrones y de los trabajadores es menospreciarlas y condenar a esa sociedad a una exclusiva e inaceptable valorización de los seres humanos. Es una inaceptable forma de pensar que, gracias a la ley, la propiedad de los trabajadores se ha remitido tan sólo porque las normas establecen el precio y los tribunales vigilan que se pague.

Hay que considerar modalidades de contratación que deben ser manejadas en un orden concreto a que a la menor distracción podría haber un error de cálculos y el trabajador o el mismo patrón pondrían tener alguna pérdida. 

Un ejemplo: el trabajo decente más condiciones adecuadas igual a una vida digna

Es necesario aclarar que la productividad y competitividad consideran al trabajador o la fuerza de trabajo, como factor de producción y  generador de costos. Dicha consideración nos lleva a un análisis económico que en principio se olvida de las condiciones de justicia y dignidad que establecen a la fuerza de trabajo como una mercancía con características únicas y sujetas de derechos humanos. En este sentido, trabajo decente o digno, pretende el equilibrio entre las necesidades materiales de producción y acumulación, y las necesidades de reproducción del trabajador en un contexto de "mejores condiciones de desarrollo personal".

Las consideraciones de la iniciativa, contempla en lo general las disposiciones de la OIT en relación al trabajo decente. Se establecen los derechos del trabajador de manera detallada sin definir los mecanismos de vigilancia y regulación. Los qué son satisfactorios. La situación en los mecanismos de vigilancia,  propician un margen de violación a los derechos del trabajador, no sólo respecto de la Ley Federal del Trabajo, sino en el marco de las nuevas reformas de derechos humanos.

Las contradicciones históricas en la relación capital-trabajo requieren de la intervención eficiente del Estado, como el agente institucional que equilibre la relación entre productividad-competitividad-trabajo decente; con el objetivo de lograr crecimiento elevando la calidad de vida y oportunidades de los trabajadores. 

En este momento, de acuerdo al análisis del Foro Económico Mundial, México no cuenta con estas características en sus instituciones. La reforma laboral, en este contexto podría, abatir costos sin impulsar la productividad y el empleo.

Los ganadores de lo anterior serán, en el corto plazo, las empresas en materia de reducción de costos, las clases profesionales integradas a los sectores económicos de punta y, parcialmente, la iniciativa otorga incentivos para que las empresas en la informalidad se regularicen; los perdedores son los trabajadores fijos y/o aquellos que no tienen nuevos conocimientos en este caso, informáticos que se requieren. La sustitución de competencias por antigüedad abre la puerta a la lucha libre por la sobrevivencia del más apto, ya sea nuevo como experimentado en el área; las conquistas de las clases trabajadoras son estimadas sólo por el argumento de la rentabilidad.
 
¿Y la flexibilidad laboral? 

Se hace referencia a un modelo regulador de los derechos laborales que elimine trabas y regulaciones para contratar y despedir empleados por parte de las empresas y organizaciones privadas, algo así como el trabajo que llevan a cabos los sindicatos. La aplicación de la flexibilidad laboral requiere de un proceso de desregulación del mercado laboral que usa de referente la libertad de contratación y el contrato individual de trabajo, para flexibilizar los mecanismos logrados por los sindicatos en el siglo XX, esperando con ello mantener el crecimiento de todo el sector privado.

De acuerdo con los autores al aumentar la flexibilidad laboral se establece que ésta permite mayores oportunidades a las empresas y a las personas, en el mundo globalizado donde las estructuras y las legislaciones algo complejas resultarían ser limitaciones que debían ser superados buscando mayor libertad para la población económicamente activa. Por otra parte diversos economistas  han criticado el término de "inseguridad del puesto de trabajo", y niegan que en todos los casos tenga el efecto positivo que le atribuyen los partidarios de la flexibilidad.
La mayor flexibilización laboral considera que puede ayudar a la creación de empleo a través de la reducción del costo de la mano de obra o del tiempo de jornada o de contratación. Sin embargo, sus detractores señalan que en muchos casos una mayor liberalización de las condiciones de contratación no ha ido acompañada de un aumento del empleo, como durante la crisis económica de 2008, y sólo persigue una reducción de los gastos de personal en las empresas sin fortalecer el empleo a largo plazo.

Para algunos, la mayor flexibilización que plantean sus argumentos desde el análisis económico del derecho y otras fuentes, carece de sentido establecer múltiples derechos en favor de cada vez menos personas, generando beneficios de los cuales solo algunas personas gozan completamente, y que no beneficiarían en estos tiempos a la mayor parte de empleadores y empleados. Para sus críticos la flexibilización comporta mayor inseguridad jurídica para los empleados y mayor eventualidad, dificultando el ejercicio efectivo de los derechos laborales por parte de asociaciones de trabajadores o sindicatos.

Conclusión

Es necesario hacer hincapié en la necesidad de la reforma laboral dentro del país, en este momento de baja o posible crisis. Se requiere en un clima empresarial que se impulse el incremento de la productividad y el empleo. En México, las condiciones y la ventana de oportunidad siguen a la espera de lo que el gobierno decida, según crea conveniente; el reto del próximo presidente de la república, es propiciar un entorno institucional que este lejos de los intereses políticos y empresariales específicos, con el objetivo de generar un ambiente competitivo e innovador real y verídico. La reducción de los niveles de corrupción es urgente, aunque cueste mucho esfuerzo. En materia laboral, la corrupción debe ser combatida en los sindicatos y la impartición de justicia, como la Reforma lo está evaluando y sugiriendo. Las instituciones eficientes son una necesidad material y económica, su ausencia hasta ahora, no permite el despegue de la economía mexicana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario